lunes, 17 de diciembre de 2012

Encontrar el amor en la cornisa

Estamos de acuerdo en que a veces el amor surge sin más, sea en internet o en la cola de la charcutería. A veces no se le espera, pero aparece.

Otras, en cambio, somos nosotros quienes propiciamos su aparición, quienes queremos encontrar el amor y lo buscamos de manera activa y consciente en internet y el la cola de la charcutería. En estos casos al amor no sólo se le espera, sino que se le llama a voces.

En este segundo caso, me planteo qué motivaciones o factores desencadenan ese estado que nos impele a querer encontrar el amor. Qué hace diferente a ese día con relación a otros días para situarnos en ese kilómetro cero de nuestra búsqueda del amor, qué nos hace conectarnos a internet con la esperanza de ese encuentro mágico.

A veces se queremos encontrar el amor meramente de una cuestión hormonal (mal que les pese a los románticos incurables), a veces es por contagio (el vecino, la hermana, el amigo, todos se emparejan de pronto), a veces por una simple e incontenible necesidad de dar amor. Los motivos pueden ser tan amplios como los tipos de persona.

Pero, ¿que pasa con esas personas que quieren encontrar el amor porque su vida les pesa y no tienen ganas de seguir así?. No lo neguemos, uno de los factores que impulsan a muchas personas a encontrar el amor es huir de una realidad que no les gusta. Es, como dice el título, querer encontrar el amor en la cornisa, querer encontrar el amor para no tener que saltar o -peor aún- mirar abajo.

Encontrar el amor, sea en internet o en la cola de la charcutería, se busque de manera consciente o aparezca sin que se le espere, nunca nos va a salvar de nuestra vida. Es más probable que sea nuestra vida la que contamine el amor que queremos encontrar, así que tratemos de querer cuando nos queramos a nosotros mismos. 

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