miércoles, 19 de diciembre de 2012

Amor desordenado

Pedro ama a Ana, pero no sabe de qué color son sus ojos. Ana moriría por Pedro, pero posiblemente no lo reconocería si se lo cruzara por la calle mayor de su ciudad. No son ciegos, aún los ciegos que se aman tienen más elementos de juicio que ellos. Pedro y Ana supieron un día encontrar el amor en internet.

Ana sabe cómo piensa Pedro, pero no la cara que pone Pedro cuando piensa lo que Ana sabe que está pensando. Pedro conoce la historia de Ana, pero no sale en ninguna de sus fotos. Pedro y Ana supieron un día encontrar el amor en internet. Se aman, sí, pero tienen miedo de no gustarse cuando llegue el momento.

Pedro conoce los sueños de Ana, pero no cómo huele el pelo de Ana. Ana no quiere más caricias que las de Pedro, aunque no conozca el tacto de su piel. Ambos supieron un día encontrar el amor en internet y no desean nada más que sacar ese amor de internet y llevarlo a su vida, a su ciudad, a su jornada.

Encontrar el amor en internet es algo así como desordenar el amor. Los sentidos llegan después que los sentimientos, las sensaciones después de los deseos, el miedo después del amor.

Ana y Pedro se conocerán un día. Saldrá el amor reforzado por la química y la piel, o languidecerá en una amistad que se quedará en promesa. Supieron un día encontrar el amor en internet. Esperemos que no lo pierdan en el mundo real.   


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