domingo, 10 de mayo de 2015

Cuento o divorcio

Muchas veces, la diferencia entre cuento o divorcio está en los pequeños detalles

 

El inicio de todas las relaciones -o de casi todas- es perfecto. No hay discusiones apenas, y las que surgen las minimiza el sexo y la añoranza. Las virtudes, reales o no, se agolpan del otro, la atracción es total y la ausencia una condena.
Luego llega la convivencia, y con ella la rutina y los problemas cotidianos. A estas alturas se nos ha caído ya la venda de los ojos y empezamos a ver a nuestra pareja como es. Y sin saberlo nos vamos colocando en esa encrucijada entre cuento o divorcio. 
Nada será de color de rosa, no siempre seremos felices ni comeremos perdices. Pero entre el envejecer en brazos del otro o el acabar en manos de un abogado a veces van detalles como saber cuándo tenemos parte de la culpa ante cualquier problemática, o ser conscientes de que no siempre nuestra pareja va a responder ante cualquier adversidad como a nosotros nos gustaría.
Muchas veces los problemas de pareja, la diferencia entre cuento o divorcio, tiene más que ver con nuestras expectativas que con lo que de verdad nos pasa o nos deja de pasar. No significa esto, ni mucho menos, que debamos conformarnos con todo, o aguantar más allá de lo razonable, ni tampoco convertir nuestro día a día en algo sin sentido. Pero tampoco hemos de poner el listón a una altura que ni el mejor atleta podría alcanzar.
Y es que a menudo la diferencia entre cuento o divorcio radica en si nuestros planteamientos ante el matrimonio o relación de pareja son o no erróneos. Por ejemplo, nadie te hará feliz si tú no eres capaz de serlo en solitario. Nadie cambiará tu vida, ni te hará mejor, ni te devolverá las ganas de vivir. Una pareja puede ser un bastón, un complemento o un espejo, pero nunca una pocíón mágica.
Por todo esto, si en algún momento las cosas no van todo lo bien que habías planeado, antes de ir encargando una mudanza pon en la balanza las culpas, aprende a contar hasta diez y, una vez más calmado/a, plantéate si de verdad la vida sin él/ella te dará la felicidad que crees haber perdido. A lo mejor la distancia entre cuento o divorcio pende de una mera decisión más o menos correcta.

lunes, 31 de diciembre de 2012

Encontrar un amor 2.0

El amor virtual no tiene piel. En todo caso tiene una promesa de piel. No entra por los sentidos, sino a través de la imaginación. Tiene la cara que imaginamos o la que quiere que imaginemos. Sabemos poco de él, y lo poco que sabemos tal vez no sea verdad.

Encontrar el amor en internet es más fácil que encontrarlo en persona. Ya se sabe, mayor número de candidatos, más posibilidades. Y si la búsqueda de ese amor se realiza a través de una web para encontrar pareja especializada, más fácil aún, pues encima nos garantizamos un algo componente de compatibilidad.

Pero tras esa primera instancia lleva esa pequeña travesía por el desierto que va del instante en que encontramos el amor al momento en que tenemos nuestra primera cita con él/ella. Y ese limbo en el que no podemos estar seguros de lo que sabemos, en que todo puede ser verdad o tratarse de una broma cruel, es sin duda la etapa más dura de las relaciones virtuales.

¿Quién nos garantiza que ese amor 2.0 que a través del chat nos asegura que nos ama no esté tecleando esas mismas palabras en otro canal de esa web para encontrar el amor?¿Cómo saber si realmente está divorciado/a, pese a sus promesas, y no está girando cada dos minutos la cabeza con miedo a ser descubierto/a por su pareja legítima? Esas y muchas más dudas nos asaltan en esos momentos, y sin embargo no consiguen impedir que el sentimiento que ha nacido en nosotros crezca y crezca cada día. Y con él el miedo...

El amor virtual no tiene presente. Vive instalado en un futuro pluscuamperfecto que sólo nos atrevemos a conjugar en condicional.

viernes, 28 de diciembre de 2012

Encontrar un viejo amor en internet

Leo esta mañana una de esas encuestas cuya finalidad última se me escapa, pero que no deja de ser curiosa. Su enunciado dice así: 

Un 27 por ciento de los inernautas usa la red para intentar encontrar y reconquistar un antiguo amor.

Es un dato que resulta tan encantador como paradójico. Una persona soltera se sienta frente al ordenador con todo internet a su disposición, pudiendo contactar con docenas de millones de personas que también quieren encontrar el amor en internet... y lo que hace es teclear el nombre de un/a antiguo/a novio/a con el indisimulado objetivo de concederle una segunda parte a una historia de amor que caducó. 

A mayor abundancia, se ve que esa misma pauta de introducir en primer lugar el nombre de viejos amores la sigue un importante número de usuarios de las webs para encontrar el amor, de tal manera que su primera búsqueda no va encaminada a encontrar alguien compatible con quien iniciar una relación de cero, sino a constatar si está bajo el mismo techo virtual que algunas personas que fueron importantes para su corazón en el pasado.

Esto me lleva a pensar que en el amor siempre hay un mucho de nostalgia pugnando por salir a flote, que tendemos a pensar que cualquier amor pasado siempre fue mejor y que si nuestras viejas historias de amor no llegaron a buen puerto fue debido a fatalidades que nada tenían que ver con cosas como que érais totalmente incompatibles.

Lo paradójico del caso es que una tecnología pensada para conocer gente nueva y que en el caso de las webs para encontrar el amor facilitan en gran manera la búsqueda de personas compatibles para iniciar una nueva relación, acabe sirviendo para dar salida a una vieja añoranza.

Me quedo con las ganas de saber qué pasa con aquellos internautas que finalmente consiguieron contactar con un viejo amor y reverdecer sentimientos antiguos. ¿Salió bien? ¿Habían idealizado algunas cosas? ¿Es esa persona como la recordabas?

Si alguien ha tenido una experiencia similar, sería bonito que la compartiera.